La experiencia bélica, la historia de Villa Baviera o los límites de lo humano en la sociedad contemporánea, son algunos de los asuntos que han ocupado la imaginación de Mariana Najmanovich. Combinando por igual, el rigor investigativo, con una inspiración de carácter expresionista; en sus pinturas, objetos y esculturas, aparece invariablemente el horror. Para transmitir aquello que escapa a la distancia fotográfica, la artista se vale de un abanico de recursos plásticos que conectan los referentes fotográficos con la experiencia corporal. En su pintura el óleo aparece a veces cubierto por velos, que asemejan fluidos cristalizados. La materia se funde de un modo turbio y las figuras se distorsionan para alcanzar una fugaz y sutil monstruosidad. Un mundo, el suyo, que proyecta de manera clínica y elocuente los dolores que el ser humano se impone a si mismo.
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